Las voces del más acá o las más acá...

Hace un mes y un poco más de días, conocí por medio del messenger y gracias a la ayuda de un amigo a una linda chica de Tijuana. Como a la mayoría de este tipo de sucesos no les otorgo por así decirlo, la menor de las importancias puesto que en realidad no creo al cien por ciento en las "ciber-amistades" o "ciber-relaciones" con personas que no conozco "físicamente" y menos a larga distancia, accedí dejando a un lado dichos prejuicios y comencé a interactuar con la "Super Jenny".

En un principio y siguiendo todo protocolo de ser atento y amable con ella en las conversaciones que comenzamos a llevar y que poco a poco tomaron relevancia por el interés mutuo que comenzamos demostrar, comenzó a gestarse una sincera amistad entre los dos.

Una de las razones que nos motivó a seguir con dicha "ciber-amistad", fué el interés por la lectura y por el gusto tambien de escribir cosas. De hecho ella es creadora de un interesante Blogspot llamado: "Tonatzinlove" al cual no tardé en visitar y declararme su admirador por lo honesto de sus letras y después, ni tardo ni perezoso, no dudé en animarme en crear el mío propio. Todo siguió y siguió su curso con la normalidad de quien no escatima en pensar como comienza o termina alguna relación, sino más bien en la de ni siquiera cruzar por la mente algún tipo de pensamiento que involuntariamente terminara por desencadenar un desencanto.

Las palabras son vitales para toda relación humana, pues son precisamente éstas las que utilizamos para comunicarnos a diario, pero no así damos el valor correspondiente a la VOZ que se encarga de emitir por medio de sonidos: un tono, una modulación o una connotación a dichas palabras.

En realidad y sin darnos cuenta terminamos a acostumbranos casi siempre a lo que hacemos repetitivamente y a diario, la maldita monotonía. En mi caso, ya me estaba acostumbrando a imaginar que la Super Jenny era una especie de personaje de comic que se comunicaba conmigo por medio de una imágen que cambiaba con cierta regularidad en el messenger y con los sobresaltos de las palabras escritas que crean unas manos desconocidas, a larga distancia y gracias a la tecnología y fué entonces cuando comencé a imaginar su voz. ¿Cómo hablará?, me preguntaba.

No me fué realmente difícil imaginar el acento de su voz, ya que siendo una persona que vive geográficamente al norte del país y por la experiencia de contar con familiares que habitan la misma región, comencé a imaginar el tono de su voz. ¿Qué tipo de voz tendrá?, fué la siguiente interrogante que me dediqué a decifrar y sabiendo de antemano, que como buena mujer norteña y de altura inusual para el promedio de las féminas mexicanas, supuse que su voz debería de ser de tono grave, solamente grave y comencé a pensar en pedirle algún número telefónico para, algún día de estos, animarme a hablarle para escucharla de viva voz y así, sacudirme todas esas dudas al respecto.

Esto no tuvo que suceder porque apenas, hace muy poco, recibí en el messenger una grabación de ella, preguntándose por mi ausencia. Fué ahí donde pude constatar mis especulaciones acerca de su voz y descubrir que en realidad había atinado y no me encontraba muy lejos de mis ejercicios imaginarios, pero no así, la grata sorpresa de escuchar, si... de escuchar con mis oidos lo que hasta el momento solo habían hecho mis ojos y me sorprendió sobremanera el hecho de utilizar alguno de mis sentidos para hacer el trabajo específico que le corresponde a otro y visceversa. Me di cuenta que había aprendido a escucharla con los ojos y que gracias a esa grabación, descubrí que podía verla con los oidos.

¡Que chido! La verdad es que ese suceso me alegró el día e iluminó de cierta manera mi percepción por haberme dado cuenta de que esa grabación había sensibilizado de cierta manera mi sentido común y me otorgó la capacidad de descubrir que en un subtono de voz, la Super Jenny denotaba cierto nerviosismo al saberse hablando ante un micrófono y una pantalla y que eso la hacía más humana y que yo, no estaba idealizando a una persona; descubrí por algunas cacofonías pronunciadas, que es una persona de naturaleza alegre, de esas que sonríen con los ojos y que lo más importante, que es de esos hermosos seres humanos que actúan sin las pretensiones de aquellos que intentan demostrar lo que no son en realidad y que con toda naturalidad se muestran ante los demás sin temores y como lo que realmente somos: Seres imperfectos...

¡Que viva la voz! Que nunca calle...

Marcelo Soria Martínez.